También conocido como computación ubicua o silenciosa, hace referencia a la que podría ser la siguiente generación de dispositivos. Sin duda es digno de ciencia ficción imaginar un ordenador sin pantallas y sin límites. Pero no estamos nada lejos de una revolución aún mayor en la computación, por lo que es primordial comprender esta tecnología y saber de lo que será capaz. Acompáñame en este viaje al futuro.
El origen del Ambient Computing
Nos podríamos incluso remontar a las novelas de Ray Bradbury o Arthur C. Clarke para ver por primera vez, ya a principios de siglo, las primeras hipótesis sobre los ordenadores omnipotentes. Pero el término de Computación Ubicua fue acuñado por Mark Weiser en 1991. Entonces era el director del laboratorio de computación de Xerox, y comenzó a escribir sobre un ordenador cuya infraestructura desapareciese y estuviese presente en todas partes. Su visión imaginaba la tecnología como una parte integrada en nuestra vida de forma tranquila, y la tercera ola de computación tras los ordenadores personales. La realidad es que estamos viviendo ya esa tercera hora con los smartphones, smartwatches y pantallas táctiles. Sin embargo, lejos de ser una tecnología que tiene un papel secundario en nuestras vidas, los dispositivos cada vez demandan más atención y resultan más invasivos.
A raíz de fusionar las ideas de Weiser con el IoT y la tecnología que se está desarrollando en la actualidad, surge el concepto de Ambient Computing. Toma la base de crear ordenadores omnipresentes y añade el machine learning junto con las posibilidades que ofrece tener una nube que no para de crecer. A diferencia de los ordenadores tradicionales, se busca que el hardware se funda con el ambiente y sea a partes iguales interesante como ignorable. El concepto resulta algo abstracto, pero consiste en crear un ordenador que trabaje sin que tengas que reparar en él o que lo uses sin saber que lo estás haciendo. El paso más cercano que tenemos en el mercado son los altavoces inteligentes, que te permiten utilizar sus funciones sin tener que utilizar un teclado o una pantalla. Muy pronto veremos las smart homes que de esta forma permitirán interactuar con todos los electrodomésticos de la casa. Estos dispositivos funcionan tan solo con la voz, pero para obtener una experiencia completa del Ambient Computing, ni siquiera será necesario esto.
Cómo funciona el Ambient Computing
¿Qué pasará cuando ni siquiera sea necesario pedirle al ordenador que haga cosas, si no que las haga de forma intuitiva? Mediante sensores podrá detectar tu presencia y lo que quieres sin necesidad de una interacción consciente por tu parte. Entras en una habitación y automáticamente se encienden las luces al detectar tu presencia y que la luz es oscura. Y lo mismo sucede con la calefacción o el aire acondicionado. Mediante sensores en el interior y el exterior de la casa se pueden acondicionar las habitaciones a la temperatura perfecta sin tener que hacer nada. Además, es posible aislar cada habitación de tal forma que la factura de la luz sea mucho menor. En el hogar es donde podremos ver muy pronto el Ambient Computing llegar al público general, pero esto es solo el principio de lo que podrá hacer. Por no hablar de cuando se pueda coordinar con sensores biológicos.
Tanto en la industria, el transporte o el ocio, el Ambient Computing tiene el potencial de transformar cómo funciona todo. Un factor importante es que puede alterar la forma en que recibimos información. Ahora estamos acostumbrados a recibir toda la información de nuestras pantallas, ya sea en el móvil, el ordenador, la televisión o el coche. Una interfaz con Ambient Computing podría mostrar la información a través de colores o símbolos en nuestras paredes, o nuestro mobiliario. De la misma forma que funcionan los pilotos de un coche, podrías configurar tu mesa, tu techo o tu suelo para indicar el tiempo, la evolución de la bolsa o los mensajes de tus conocidos. Suena muy Black Mirror, pero la intención es que no tengas que depender de ningún dispositivo para recibir información o ejecutar comandos, sino que la tecnología esté presente en todas partes. A través del IoT, podremos ver cómo cambian nuestras vidas de una forma radical.
Las implicaciones del Ambient Computing
Está claro que la intención detrás de esta tecnología es facilitar el uso de los ordenadores para todas las personas y optimizar al máximo su funcionamiento. Es decir, el tiempo que dedicas en teclear tu contraseña y buscar algo en internet será parte del pasado. El Ambient Computing busca darte lo que necesitas con el mínimo esfuerzo posible, simplemente mirando una superficie. Mediante el machine learning, puede aprender cuales son tus rutinas y adaptarse a ellas. La intención también es que puedas personalizar las funciones y herramientas a tus gustos y necesidades. Por ejemplo, si te interesa, podrías conectar tu ducha para que tus familiares y compañeros sepan que estás ocupado de forma automática. Los límites los podrás ajustar tú y llevar todo lo lejos que puedas imaginar. Pero las implicaciones de esta tecnología no dejan de suscitar serias dudas sobre cómo será el futuro, y el uso que se dará de ella.
Por un lado, es interesante apostar por una tecnología que cada vez requiera menos atención, y se vuelva ignorable. Esto sería lo contrario de lo que sucede con las redes sociales y los efectos que tienen en nuestras vidas. Podría contribuir a minimizar el Fomo y la ansiedad tecnológica que producen las incesantes notificaciones y mensajes. Pero hay detalles sobre el Ambient Computing que en la práctica generan serios problemas. Un mundo en el que todos tus electrodomésticos pueden estar conectados genera grandes inquietudes sobre la privacidad de los usuarios. Que todos los dispositivos sepan lo que quieres antes de que ni siquiera tengas que pensarlo suena terrorífico, en lugar de apetecible. Cuando los implantes biométricos se comuniquen con nuestros dispositivos, resulta agobiante pensar que no podrás escapar de la tecnología de ninguna forma. Tu cocina comenzará a preparar la cena en cuanto tengas hambre sin que tengas que pensarlo, pero pierdes la capacidad de decidir. ¿Vamos a renunciar a nuestro libre albedrío en aras de la comodidad?
Crear esta tecnología no deja de ser un paso más para la humanidad en su carrera por desafiar los límites de la ciencia y convertirse en una especie inmortal. Para algunos privilegiados será la manera de ahorrar incontables horas en las tareas del hogar y en tener que pensar qué es lo que desean. Pero yo pienso que hacer esto forma parte de la vida, y eliminarlo es renunciar a lo que se pueda aprender de lo cotidiano. Con tanto tiempo para pensar, trabajar o divertirse, veremos si los humanos estamos preparados para ello. Por lo pronto no tengo ninguna intención de que mi mesilla de noche se encienda cuando suban las acciones de Tesla o mi sillón vibre cuando marque un gol el Barça. Y me cuesta creer que para algunos esto sea una fantasía.