Con el rebranding de esta semana, la red de Elon Musk continúa en una senda de cambios impredecibles. Sin embargo, los proyectos ambiciosos para X puede que sean un gran acierto o el precipitado final de Twitter. ¿Negligencia o genialidad?, esto es lo que está en juego para Musk ahora mismo.
Despedirse de la imagen de Twitter
Como vimos el lunes, mediante numerosos Tweets, Musk anunció la nueva imágen que iba a adoptar la red, bajo el nombre de X. Para encontrar el logo, le pidió a los usuarios que mandasen sus propuestas, y de esta forma se decidió por la minimalista X blanca sobre el fondo negro ya en vigor. Ahora, Musk se enfrenta a una posible demanda por esto, puesto que el usuario Sawyer Merritt que propuso el logo, no lo había creado él. Al parecer, pertenece a una tipografía creada por Monotype, que esperan una indemnización si finalmente se confirma su autoría del logo. Por otra parte, al convertir el nombre de la empresa en X, se abren una serie de cuestiones legales acerca de la marca registrada. En Estados Unidos es posible registrar una letra del abecedario, pero dado el carácter tan amplio del nombre, existen muchas otras patentes contra las que es difícil defender la propiedad legal. Veremos si la X puede quedarse, pero los problemas sobre su propiedad intelectual son solo el principio.
Además de tomar la decisión de manera aparentemente arbitraria e impulsiva, Musk ha sacrificado en el proceso una de las marcas más influyentes de las últimas décadas. Porque Twitter ha sido a nivel cultural, un antes y un después. Desde la llegada de esta red, incluso se han acuñado términos como tuitear, tuitero, tweet, hilo y retwittear. El logo del pájaro era universalmente reconocible, al igual que el sonido de los tweets. El propio icono del inicio de la app era una casa de pájaro. Terminar con el legado de esta marca, sobre todo sin un cuidado estudio de branding detrás, parece una decisión irracional. Por no hablar de que podía haber combinado ambos nombres, manteniendo las ventajas de la imágen heredada (Twitter X). Pero, nuevamente con Musk, hay que tener en cuenta la posibilidad de que esta arriesgada estrategia pueda ser todo un acierto.
Lo cierto es que la empresa lleva desde hace tiempo sin ser económicamente sostenible, incluso antes de ser adquirida por el magnate sudafricano. Desde su llegada, la inestabilidad y los cambios en la app han sido la tónica, muchas veces enfocados a monetizar los servicios de la red social. Si le sumamos a esto la aparición de una poderosa alternativa por parte de Meta con Threads, la necesidad de reinventarse era indispensable. El éxito del lanzamiento de Zuckerberg sigue siendo sorprendente, convirtiéndose en la red con mayor crecimiento y ahora ambicionando llegar a 1 billón de usuarios. Según Musk, era el momento de dar un giro a Twitter para evitar que la red caiga en el olvido. Y la estrategia que ha caracterizado a Musk, se puede resumir en una técnica de Lean y Agile, probando y desechando ideas nuevas sobre la marcha y en la práctica. De esta forma, pese a parecer errático, es posible que pueda dar con la tecla para salvar la red social. En cualquier caso, su actitud también desprende una mentalidad de “no hay nada que perder”.
Crear una “everything” app
Con el nuevo Twitter, actualizado y adaptado para ser más dinámico y puntero, la intención de Musk es convertirlo en una red que sirva para todo. ¿Pero qué quiere decir esto? Según Musk, X pretende centralizar los servicios que hoy realizan muchas apps distintas. En primer lugar, de la misma forma que inicialmente ambicionaba hacer con PayPal (también llamándola X), Musk pretende integrar un sistema de pagos en la red social. No solo eso, sino que incluirá la posibilidad de realizar todas las actividades financieras desde ahí. Él mismo ha hablado de replicar el modelo de WeChat usado en China, que combina una red social con muchos otros servicios, incluyendo de banca online. Otra función que desea incluir muy pronto son las ofertas de trabajo, que las organizaciones verificadas podrán compartir. Es decir, una versión de Linkedin también sería parte de esta futurista red. Pero entre los planes también destaca poder hacer compras online, reservas y encargos.
En el proyecto de Musk desde que adquirió Twitter, estaba la intención de crear un lugar en el que el dinero pudiese fluir, tanto a través de pagos entre usuarios como a los creadores de contenido por los anuncios en su perfil. En cuanto a los aspectos clásicos de la red social, seguirán en vigor, pero premiando cada vez más a los usuarios premium. Por ejemplo, las cuentas con Twitter Blue, la versión de pago, tendrán un límite de 25,000 caracteres en los tweets (ahora x´s) frente a los 280 de los usuarios gratuitos. Según ha explicado, este proyecto de super-app era incompatible con la imágen antigua del pájaro. Observando los planes que tiene para X, pronto sabremos si la antepenúltima letra del abecedario cumple con su objetivo. De lo contrario, será un extraño final para la marca y un golpe de credibilidad al propio Musk, que repercutirá en sus otras empresas.