Se trata de otro de los proyectos futuristas en los que está trabajando el multimillonario detrás de Tesla, SpaceX, Neuralink y X (Twitter). En esta ocasión, se trata de un sistema de satélites que busca llevar internet a todos los rincones del planeta. Pero para lograrlo será necesario poner en órbita unos 12.000 satélites, algo que ya ha empezado a llevarse a cabo y que plantea muchas preguntas.
Internet con Starlink
En 2015 Starlink fue anunciado como un proyecto de SpaceX, la empresa aeroespacial de Musk, enfocado en crear una constelación de satélites de internet para lograr una cobertura global. Desde 2019 empezó a poner satélites en órbita y no ha parado desde entonces. Incluso en algunas noches es posible apreciar el brillo que desprenden los satélites de Starlink. Pero esto es solo parte de lo que ambiciona lograr la empresa, que quiere proporcionar conectividad de banda ancha con baja latencia en todo el planeta, incluso en las zonas más remotas. La intención es que también sea accesible desde las zonas urbanas como una alternativa a las compañías actuales con un precio competitivo. Desde principios de año, el servicio ya está disponible en muchos países, incluído España en su fase Beta. La intención es que los usuarios paguen mensualmente para poder conectarse desde cualquier parte.
Cómo funciona y cuánto cuesta
Starlink funciona a través de un kit que debes instalar en tu casa o donde quieras tener acceso a la conexión. Con una antena que apuntas al cielo, configurada para tu ubicación geográfica, puedes conectarte a los satélites y tener internet en el router WiFi que viene incorporado. El kit inicial cuesta 450 euros, y luego la suscripción mensual es de 65 euros. Para muchos, es un precio muy elevado comparado con las alternativas de otras compañías, pero para regiones remotas puede ser la única opción de acceder a internet. Desde la web de Starlink, aseguran que la velocidad media es de 130 Mbps, oscilando entre 50 y 200 Mbps dependiendo de la ubicación. El sistema cuenta con un periodo de 30 días de prueba tras el cual puedes devolver el equipo y obtener un reembolso completo en el caso de que la zona no tenga la conectividad esperada. También puedes instalar una app donde monitorizar su funcionamiento y conexión, pudiendo optimizarlo con su orientación y emplazamiento. Se recomienda colocarlo en una superficie elevada y despejada, como un tejado.
La empresa asegura que permite realizar videollamada, ver contenido en directo y jugar online desde zonas donde no había sido posible hasta ahora. Además de permitir tener una conexión estable en cualquier parte, puedes utilizarla para viajar con una alta calidad de internet. Por ejemplo, se puede instalar en una autocaravana, un avión o un barco. También tiene una versión del sistema para empresas. Eventualmente, puede suponer una manera de agilizar la llegada del IoT y democratizar el acceso a internet en todas partes. Por ejemplo, puede permitir una mayor interconexión y alcance de los coches autónomos. Pero algunos países como Sudáfrica ya han ilegalizado el uso de Starlink dentro de su frontera, con otros países preocupados por el impacto que puede tener la tecnología estadounidense en su soberanía. Está claro que Starlink, igual que puede ofrecer una conectividad revolucionaria, también presenta delicados problemas.
La nueva carrera espacial
Para poner en perspectiva lo que busca crear Elon Musk, todos los satélites que hay en órbita ahora mismo por parte de los países y empresas de todo el planeta rondan los 7.300, mientras que SpaceX tiene autorización para desplegar 12.000. Actualmente, ya son más del 50% propiedad de SpaceX, con unos 3.660 satélites activos. Además de los riesgos que presenta en cuanto a colisiones y basura espacial, supone un desequilibrio para el status quo internacional. Por primera vez, una empresa privada tendrá mucho más poder que el gobierno de ningún país, pudiendo controlar el acceso a internet en regiones de todo el planeta. Por ejemplo, durante la guerra de Ucrania, las donaciones de Starlink han permitido que internet siga en funcionamiento de forma gratuita dentro de las zonas afectadas por el conflicto. Pero no solo será una empresa privada capaz de controlar el acceso a internet en grandes regiones, sino que Starlink también puede suponer el comienzo de una nueva carrera espacial.
Otras empresas como OneWeb y Samsung también podrían tratar de crear su propia constelación de satélites. Pero con un número tan grande de objetos en órbita alrededor de la tierra, existe cada vez mayor riesgo de colisión, lo cuál podría crear un efecto en cadena que derribase todos los satélites. Sin embargo, los expertos ponen en duda que este sistema sea tan rentable. Por lo tanto, Musk también ha visto la oportunidad de lucrarse a través de vender satélites para uso militar, científico y de exploración. Los astrónomos miran al cielo con preocupación, no solo por el riesgo que suponen tantos satélites para proyectos como el telescopio Hubble o la Estación Espacial Internacional, sino también por la contaminación lumínica que ocasionan. Numerosos observatorios ya han denunciado que los satélites afectan a la calidad de sus mediciones y observaciones. Hay que tener en cuenta que al ser visibles con el ojo humano, en los telescopios terrestres los satélites son cegadores.
En última instancia, Starlink puede suponer una nueva era para la telecomunicación, y el progreso espacial. Esperemos que para bien, pero hay que tener muy presente el impacto que puede tener esta tecnología en todos los aspectos de nuestro planeta. A nivel legislativo, abre un nuevo debate sobre los requisitos necesarios para poner objetos en órbita. Desde un punto de vista climático, además de la basura espacial, los satélites ocasionan una gran liberación de emisiones durante los lanzamientos. Por no hablar de que SpaceX y Musk tienen la intención de llevar esta tecnología y mucha otra a Marte.