En pleno siglo XXI, la tecnología se ha vuelto capaz también de convertirse en un arma poderosa. Los conflictos del presente tienen un componente digital inevitable, y esto también tiene consecuencias para los órganos regulatorios. El derecho internacional se hace eco de esta nueva realidad mientras en Ucrania y ahora Israel se lucha en un nuevo frente que muchos desconocen.
El Tribunal Penal Internacional y los cibercrimenes
Hace solo un mes, la Haya manifestó la intención del Tribunal Penal Internacional de comenzar a definir las consecuencias que tendrán los ciberataques. Se contempló incluso renovar la convención de Ginebra para que incluyese este tipo de crímenes. Porque hasta ahora solo tenía en cuenta los ataques y el daño que tienen lugar en el mundo real. Pero como estamos viendo cada vez más de cerca, los ciberataques pueden tener consecuencias directas sobre la salud y la seguridad de las personas. Por ejemplo, destacan los intentos de hackear infraestructuras críticas como la sanidad o las centrales eléctricas. De acuerdo a la nueva postura del Tribunal, “las conductas en el ciberespacio se pueden considerar crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad o genocidio”. Consecuentemente, estos actos serán juzgados y castigados por el marco legal internacional.
La acción internacional a la hora de condenar y sancionar a los gobiernos que realizan estas acciones ha dejado bastante que desear en el pasado, pero esto es otra cuestión. Los primeros cibercrimenes que se están evaluando podrían haber tenido lugar recientemente por parte de Rusia. Desde antes de la invasión en enero de 2022, Rusia habría atacado distintas infraestructuras ucranianas mediante una unidad especial de hackers entre su ejército (Sandworm). Estos ciberataques han tenido como consecuencia grandes apagones, la difusión de malware y la destrucción de datos valiosos. Los apagones han tenido un impacto sobre los ciudadanos que podría considerarse igual de grave que un ataque físico. Pero otro tipo de ataques están en una delgada línea sobre su posible penalización. Por ejemplo, los ataques a los medios de comunicación o enfocados a provocar desinformación son también graves pero difícilmente castigables.
El Hacktivismo, una nueva arma
Dado que es todavía incierta la pena que conllevan estos ataques y sigue siendo difícil descifrar la autoría de los cibercriminales, es una realidad que van a seguir sucediendo. Además de los ataques organizados por parte de los ejércitos de estados soberanos, también es un recurso al alcalde de organizaciones o grupos terroristas. En los últimos días, el ataque sobre Israel también ha tenido lugar a través de hackers. Los hacktivistas palestinos parecen haber atacado más de 60 webs Israelíes como la del periódico Jerusalem Post. Los ciberataques inundan estas webs con malware que ocasión su caída o su mal funcionamiento. En esta ocasión, los cibercriminales pueden ser individuos desde cualquier parte motivados por una causa política, lo que dificulta enormemente su búsqueda. Pero por el momento es poco probable que tengan la capacidad de causar daños tan graves como los grupos de hackers coordinados por un gobierno.
Está claro que el mundo ha cambiado mucho debido a la tecnología, y esto también está plasmado en la manera de combatir en los conflictos actuales. Con el desarrollo de nuevas estrategias, es difícil saber cómo de lejos llegará esta amenaza. Lo que parece estar claro también, es que combatir un ejército de hackers desde partes remotas del planeta es una tarea muy complicada. Veremos cómo los gobiernos se enfrentan a esta nueva situación y con suerte a los organismos internacionales estableciendo un precedente para que la guerra del futuro no sea cada vez más destructiva.