Con un legado histórico, ha logrado seguir creciendo en popularidad hasta competir directamente con Adidas y Nike. Son las zapatillas con estilo de padre que triunfan pese a su precio para nada asequible, y que sobreviven al paso del tiempo mejor que la mayoría. Entre sus logros, han conseguido que las lleven celebridades como Taylor Swift, Steve Jobs, Timothée Chalamet o Leonardo Di Caprio. ¿Pero por qué tienen tanto éxito?
La historia de las zapatillas de padre
En los últimos años se ha puesto de moda el concepto de “dad shoes” para describir este tipo de calzado, enfocado principalmente en la comodidad y el estilo sport. Pero detrás del estereotipo, New Balance es una marca muy poderosa que se ha hecho un hueco eminente en un mercado de más de 80.000 millones de euros. New Balance tiene más de un siglo de historia ya que fue fundada en 1906 por William J. Riley, en Boston, Massachusetts. La empresa comenzó produciendo soportes de arco y otros accesorios ortopédicos para mejorar la comodidad del calzado. Riley se inspiró para el nombre de la empresa después de observar a las gallinas en su patio trasero, notando cómo sus tres dedos les proporcionaban un equilibrio perfecto. Esto llevó al diseño de un soporte de arco con tres puntos de apoyo, que proporcionaba a la marca una innovación técnica muy atractiva y competitiva.
Durante las primeras décadas, New Balance se centró en productos personalizados y de alta calidad, atendiendo a una clientela local. No fue hasta 1960 que la empresa lanzó su primer zapato deportivo, el «Trackster», que ganó popularidad en las comunidades de corredores y atletas gracias a su comodidad y diseño innovador. Fue en 1972 cuando la empresa dio un gran cambio bajo la dirección de Jim Davis, quien adquirió la empresa en 1972, New Balance experimentó una expansión significativa. Davis introdujo prácticas empresariales modernas, amplió la distribución y mantuvo el compromiso de la marca con la calidad y la fabricación en los Estados Unidos. Pero su principal contribución fue el icónico logo de la N, impreso en los laterales de las zapatillas desde entonces. En los años 80 y 90, New Balance se consolidó como un jugador clave en el mercado de zapatillas deportivas, diferenciándose de sus competidores a través de una amplia gama de tallas y anchos, y un enfoque en la producción doméstica.
New Balance ha conseguido multiplicar sus ventas según la moda ha evolucionado hacia el estilo streetwear y relajado. La tecnología y diseño únicos de su suela justificaban un precio superior a 100 dólares en la mayoría de modelos, convirtiéndose incluso durante un tiempo en las zapatillas más caras del mundo. Los nuevos modelos han seguido el sistema numérico para el nombre, y pese a evolucionar en cuanto a sus materiales y técnicas de fabricación, han preservado un riguroso respeto por el legado y la tradición de la marca. Es por eso que a tus padres les resultan tan familiares. Con los 2000, la empresa lanzó el modelo 992 para conmemorar sus 100 años de vida, y que Steve Jobs volvió legendarias en la presentación del primer iPhone. Desde entonces ha sido una parte clave de la estética normcore, y del business casual, con un gran éxito en Silicon Valley pero también en Hollywood.
Claves del éxito de New Balance
En primer lugar, saberse posicionar es una de las razones por las que la marca ha sobrevivido tanto tiempo y sigue creciendo. Y dentro de la moda, es aún más complicado seguir siendo relevante y popular.
Para lograr esto, también ha sido muy efectivo su product placement. Cada foto de famosos con sus modelos vale oro. Pero no podemos ignorar que la marca también ha vivido una crisis de reputación importante. En 2016, un tweet simpatizando con Trump hizo que la empresa recibiese grandes críticas. Incluso parte de la protesta hizo que muchos usuarios quemasen sus New Balance y lo compartiesen online. Pero incluso tras este incidente, la empresa ha logrado recuperar la devoción del público general a través de acertadas colaboraciones y las apariciones de celebridades de fama mundial con sus zapatillas. Issey Miyake, Comme des Garçons o el músico Jaden Smith, han jugado su papel, pero quizás Taylor Swift es la principal responsable de su resurgir. Ahora se consideran aesthetic y vintage, triunfando en redes de nuevo.
Por lo tanto, ha sido esencial lograr crear una percepción de exclusividad y lujo asequibles. Esto en muchas ocasiones ha sido posible a través de colaboraciones y ediciones limitadas. El precio es una parte importante de esta percepción, ya que los modelos rondan muchos los 200 euros, pero esta no es la única razón por la que se trata de un calzado de gama alta. Su atemporalidad e intergeneracionalidad hace que las puedas ver en un jubilado paseando por Central Park o un corredor de bolsa camino de Wall Street.
Por último, no podemos ignorar su creación de un legado y una historia que es atractiva para los nuevos compradores. Para seguir siendo relevantes, las marcas deben conquistar también a las nuevas generaciones, y New Balance ha sido capaz de hacerlo. La más reciente de estas colaboraciones es nada más y nada menos que Prada, el gigante del lujo italiano. Pero podemos remontarnos a otras colaboraciones estelares con Aimé Leon Doré, Concepts, Stone Island o Carhartt. Pero a diferencia de otras marcas, han apostado siempre por hacer colaboraciones con marcas que compartan sus valores, estilo y posicionamiento. En el sector del lujo es muy delicado realizar colaboraciones que aporten valor y no desprestigien la marca. Las ediciones limitadas de New Balance también se han convertido en una inversión para coleccionistas, ya que en el mercado de reventa se pueden encontrar por precios que llegan a las cuatro cifras.
Han sido capaces de incorporar la tecnología y la innovación a sus procesos de producción y productos, pero sin prescindir de su tradición y trayectoria. Se puede argumentar que también tienen un buen producto, que ofrece una gran comodidad pero también un buen rendimiento para los atletas. Porque sin unas zapatillas a la altura, nada de esto sería posible.