Hasta ahora, hemos aplaudido la iniciativa de la UE de cara a proteger a sus ciudadanos mediante la regulación de la IA. Sin embargo, hay voces críticas como la de Mario Draghi que apuntan a que esta regulación podría convertirse en un problema si los 27 quieren permanecer competitivos en esta revolución tecnológica. ¿Pero verdaderamente Europa está implementando una regulación excesiva?
¿Quién es Mario Draghi y qué es el informe Draghi?
Mario Draghi es un renombrado economista y político italiano que ha ocupado puestos clave en el ámbito financiero global. Nació en 1947 y estudió en instituciones prestigiosas como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Entre sus roles más destacados, fue presidente del Banco Central Europeo (BCE) entre 2011 y 2019, donde lideró políticas monetarias cruciales para estabilizar la eurozona durante la crisis de deuda soberana. Durante su mandato, su promesa de «hacer lo que sea necesario» para preservar el euro fue un hito en la política económica europea. Incluso los hay que le llaman “Super Mario”. Posteriormente, en 2021, Draghi fue nombrado primer ministro de Italia, cargo que mantuvo hasta 2022, gestionando una etapa crucial de recuperación económica post-pandemia.
El informe Draghi es un documento que acaba de presentar como propuesta para mejorar la competitividad Europea, a petición de Ursula Von Der Leyen. Este informe proporciona un conjunto de recomendaciones sobre la gobernanza económica de la Unión Europea, centrado en mejorar la productividad y en garantizar una mayor estabilidad macroeconómica.
Los riesgos de la sobre regulación de la IA
Varias empresas tecnológicas, como Meta, Spotify y Ericsson, han expresado preocupaciones sobre la regulación tecnológica en la Unión Europea. Según argumentan, las estrictas normativas europeas, en particular sobre IA, podrían hacer que Europa quede rezagada en la carrera global por la innovación tecnológica. Temen que las políticas restrictivas frenen la competitividad y el desarrollo de nuevas tecnologías. Las tecnológicas abogan por un enfoque más flexible que permita avanzar en IA sin comprometer la seguridad, pero fomentando el crecimiento empresarial y la innovación en el continente. Porque la realidad es que Europa se ha quedado atrás a la hora de aprovechar la última gran revolución tecnológica que fue internet. Según explica el informe que ha realizado Mario Draghi para corregir el rumbo competitivo de la UE, uno de los problemas es la falta de grandes empresas tecnológicas y productividad.
Porque es una realidad que la IA ofrece un potencial enorme y se ha vuelto la principal apuesta de las grandes empresas tecnológicas. Sin embargo, también es cierto que presenta nuevos riesgos. La UE con su Ley de Inteligencia Artificial, se ha enfocado en prevenir que se puedan dar los peores escenarios distópicos que tanto hemos visto profetizados. Pero incluso este marco regulatorio podría ser insuficiente para prevenir que la IA se utilice de forma destructiva. Sobre todo, teniendo en cuenta que es una tecnología globalizada. Por lo tanto, muchos se hacen la pregunta de si acaso la regulación supone tan sólo inconvenientes para la innovación y el crecimiento. Pero por el momento, la regulación estaría centrada en teoría sólo en prevenir usos ciertamente preocupantes de la tecnología. Y en cualquier caso, muchas medidas van a tardar en entrar en vigor al menos hasta 2026.
Regular lo justo y necesario
Parece que la clave estaría en regular lo suficiente para prevenir que la IA nos lleve a un escenario terrible, pero sin cortar las alas de la innovación y el emprendimiento. Desde luego, una tarea difícil. Pero si observamos de cerca el informe Draghi, la clave estaría en elevar la inversión dentro de la UE a niveles nunca antes vistos. Mediante préstamos entre los países de la Unión, el economista apunta a que una gran inversión es la mejor forma de recuperar la competitividad. Además de invertir en nuevas tecnologías como la IA, también apunta a la importancia de apostar por energías renovables. La regulación en este cambio de rumbo debería tratar de prevenir que la IA suponga un verdadero riesgo para la salud y seguridad de los habitantes de la UE. Pero al mismo tiempo, debería apoyar a los nuevos proyectos y emprendimientos, para que puedan competir contra las grandes multinacionales norteamericanas. Que actualmente son las que están liderando y acaparando los beneficios que va a traer esta tecnología.
Todo se reduce en parte a un dato muy esclarecedor: en Europa, no hay ninguna empresa con una capitalización superior a 100 billones de dólares que haya sido creada en los últimos 15 años. Mientras que en EEUU hay seis empresas que superan el trillón, y todas están ligadas a la revolución tecnológica de las últimas dos décadas: Apple, Microsoft, Nvidia, Google, Amazon y Meta. Parece que la esperanza de la UE reside en aumentar enormemente su inversión y compromiso con la unión.