Entre los galardonados de los Grammys de este año hemos visto a Taylor Swift, Miley Cyrus, Billy Eilish y sorprendentemente a Los Beatles. Se trata de una canción de los Beatles de 1966, que ha contado con un nuevo video musical de lo más original. A primera vista, parece hecho con IA, pero lo cierto es que se trata del trabajo de la artista Em Cooper. 58 años después, esta canción vuelve a fascinar gracias a los incontables lienzos que componen este video.
I’m Only Sleeping, de The Beatles
En los últimos meses hemos visto como el clásico grupo de Liverpool volvía a sonar en la radio gracias a la IA, que resucitó a John Lennon para un último tema: Now and then. En esta ocasión, se puede argumentar que la IA ha estado presente solo como inspiración para el delirio psicodélico y onírico de este videoclip. Estamos tan acostumbrados a las obras de la IA que resulta increíble ver un video así hecho a mano. Para crear las transiciones fantásticas, por ejemplo de una pasta de dientes a los 4 músicos, han hecho falta meses de trabajo y cientos de óleos sobre lienzo. Esta asombrosa hazaña fue galardonada anoche con el Grammy al mejor video musical. Y esto dice mucho sobre la sociedad actual y sus gustos. Por un lado, pese a la cantidad ingente de música nueva, por alguna razón los clásicos siguen sonando y tienen algo especial. Por otro lado, pese a los efectos especiales tan impresionantes que gracias a la IA están cada vez más cerca de cualquiera, lo analógico sigue teniendo cabida.
Quizás la magia y durabilidad de Los Beatles está en parte dentro de su sencillez. En este caso cantaban sobre la familiar sensación de levantarse adormilado y debatirse entre la lucidez y el sueño. En el videoclip, esa recurrente experiencia se plasma mediante las transiciones entre objetos y momentos fugaces. El óleo permite crear ese filtro etéreo y difuso entre la realidad y la ensoñación. Para crear este poderoso efecto han hecho falta nada más y nada menos que más de 1300 cuadros. Cada fotograma es un dibujo en óleo y horas de trabajo. Nos recuerda a los primeros dibujos animados. Aquellos en blanco y negro donde el propio Walt Disney daba vida a los personajes que ahora conocemos todos. Y lo curioso es que esta costosa técnica no resulta anacrónica. No solo sigue despertando admiración entre los espectadores, sino también entre los críticos. Quizás la eficiencia no lo es todo.
La IA como inspiración artística
Este ejemplo nos devuelve la esperanza sobre la creación artística en un mundo con IA. Ya hemos escuchado hablar hasta la saciedad sobre lo amenazados que están los trabajos creativos. Pero puede que también la IA también le de alas a los que tienen la inquietud necesaria para crear algo nuevo. No se trata de acelerar los procesos de creación y el volúmen del contenido creado. Ya sabemos que con la IA puedes generar cientos de cuadros en 5 minutos. La cuestión es si puedes generar uno solo que merezca la pena. Aunque lleve mucho más tiempo. Y lo mismo sucede con la música o el cine. Mientras no sea capaz de crear algo verdaderamente nuevo, podemos sentir optimismo al ver que la IA puede ser una fuente de inspiración creativa. Al fin y al cabo, si grandes artistas del pasado tuviesen esta tecnología a su alcance, seguro que la pondrían a prueba y la utilizarían de forma transgresora. El hecho de que esto no esté sucediendo todavía, puede indicar que no tiene tanto potencial como muchos pensaron en un primer momento.
Por su parte, la relevancia de Los Beatles tantos años después nos indica que sus mensajes siguen siendo muy actuales, y que su trascendencia va más allá de la tecnología. Siguen defendiendo la paz en un mundo en guerra, la tranquilidad en un mundo acelerado y la alegría en un mundo deprimido.