Ya hace unos meses, nos comenzamos a hacer la gran pregunta de si la IA es democrática. O si acaso contribuye a fortalecer los procesos democráticos. La cuestión es que la respuesta a esta pregunta puede no ser para nada tranquilizadora. Y la inestabilidad que aporta se complementa con otros factores como la desinformación y la polarización de forma preocupante.
Elecciones con la IA muy presente
Este año el panorama político internacional puede cambiar por primera vez debido a la IA. Algunas de las mayores democracias del mundo como EEUU van a las urnas pronto con los temores sobre las fake news y la polarización muy presentes. Ciertamente, hay muchas razones para confiar en la solidez y estabilidad de la democracia en EEUU. Al fin y al cabo, pudo soportar la legislatura de Donald Trump y el surrealista asalto al capitolio. Sin embargo, el posible retorno del expresidente al poder podría volver a complicar la situación de forma impredecible. ¿Qué tiene que ver la IA con esto? Resulta que Trump fue de los primeros en utilizar las fake news y los algoritmos de las redes sociales a su favor en 2016. Y con lo rápido que ha progresado la tecnología desde entonces, podría aprovecharse enormemente de lo que ofrece la IA. No solo para ganar votos, sino que podría utilizarla como excusa constante para desmentir aquella información que le resulte favorable. La inestabilidad se beneficia de que sea ciertamente complicado discernir cuál es la verdad. Y EEUU es solo el ejemplo más llamativo, pero no el único que se enfrenta a esta situación en unas elecciones muy pronto.
Por si no fuese suficiente, las elecciones se ciernen sobre un país enormemente dividido por la libertad de expresión. Elon Musk ha hecho mucho más que cambiar el logo de Twitter. La reestructuración que he llevado a cabo de su política ha cambiado el contenido dentro de la red. El caso más extremo ha sido el retorno de Alex Jones a la red social, pero es solo uno de las figuras polémicas a las que Musk ha readmitido. El magnate está convencido de que la libertad de expresión debería amparar todas las opiniones, independientemente de su radicalismo. De hecho, el sistema de Community Notes que tiene en vigor X para detectar las fake news ya ha corregido al propio Elon. El cual, por cierto, lleva unos días realizando posts ciertamente politizados para alguien que defiende estar al márgen.
Almost no one seems to be aware of the immense size and lightning growth of this issue.
— Elon Musk (@elonmusk) December 30, 2023
According to the mayors, it is already overwhelming essential services in New York, Chicago and other cities. https://t.co/DcMQIUbCOM
La moda de la polarización también llega a las marcas
Lo cierto es que la polarización y el extremismo son una estrategia que funciona en el mundo actual. Está de moda polarizar y polemizar. Y las marcas también se hacen eco de esto. La publicidad hace tiempo que aprovecha las profundas diferencias dentro de la sociedad. Por ejemplo, hemos visto marcas que se asocian con partidos de fútbol partidos políticos. Pero es una estrategia delicada. El caso que ha puesto esto de manifiesto es el intento de Bud Light en EEUU. Al asociarse con un influencer transgénero, ha despertado una reacción negativa hacia su marca que ha afectado a sus ventas. Resulta que a su público esto no le gustó nada. La cuestión es que la polarización está muy presente en nuestra sociedad, y las marcas tienen que estudiar su postura al respecto. Al fin y al cabo, posicionarse en los extremos no deja de ser una estrategia muy efectiva de diferenciación. Podemos encontrar muchos ejemplos de grandes marcas que se han enfrentado a polémicas por sus posturas radicales o sorprendentes. Pero en última instancia, todo se reduce a la efectividad de las campañas. Si efectivamente al polemizar y ser transgresoras las marcas pueden aumentar sus beneficios, todo indica que será lo que hagan. Pero si quieres apostar por una estrategia tan arriesgada, no te olvides nunca de cuál es tu público objetivo.