Concretamente, la UE ahora ha solicitado más información por parte de ambas plataformas con respecto a las medidas que están llevando a cabo para proteger a los más jóvenes. En los últimos meses, ha tomado gran importancia el debate sobre el impacto que pueden tener las redes sociales sobre la salud mental de los niños. ¿Estamos ante el principio de una regulación mayor? ¿Corren un verdadero riesgo los menores?
La Comisión Europea contra YouTube y TikTok
El órgano regulador que representa a los 27 y determina el alcance de las multinacionales dentro del mercado europeo, está decidido a plantarse ante las grandes plataformas. Por ejemplo, obligando a Elon Musk a regular la difusión de noticias falsas en X. Hemos seguido de cerca también la batalla contra Meta debido al uso de los datos personales de los usuarios para crear anuncios dentro de Instagram y Facebook. La empresa de Zuckerberg también se ha visto contra las cuerdas al recibir una demanda en numerosos estados norteamericanos debido al componente adictivo y perjudicial de sus algoritmos para los más jóvenes. Siguiendo los pasos de la administración de Biden, la Comisión Europea ahora busca información de otras plataformas como YouTube y TikTok para garantizar que cumplen con los requisitos de seguridad, sobre todo para proteger a los niños. Se espera que todas las compañías cumplan con el Digital Service Act, la legislación Europea sobre los límites que deben respetar los gigantes tecnológicos. Pero en particular, con los menores existe una necesidad imperante de que se cumpla al pie de la letra.
Dentro de la información que ha solicitado la UE a YouTube y TikTok, esperan conocer exactamente qué es lo que hacen estas plataformas para proteger a los menores. Esto incluye la evaluación de riesgos y su mitigación online, principalmente de cara a su salud mental e integridad física. . La comisión les ha dado un plazo hasta el 30 de noviembre para facilitar la información necesaria y posteriormente podría abrir una investigación formal en caso de que fuese necesario. Legalmente, los menores pueden utilizar estas redes, pero las compañías deben asegurarse de que no están expuestos a grandes amenazas. Lo que se espera de las empresas tecnológicas es que configuren sus algoritmos de tal forma que los menores no puedan ser recomendados contenidos inapropiados o que les perjudiquen. Existe un marco legal para denunciar el contenido y los productos ilegales online, pero YouTube y TikTok entre otras deben asegurarse que no llegan a los jóvenes. De la misma forma, los anuncios directamente enfocados para niños no están permitidos. Si las empresas no cumplen con la normativa o no facilitan la información solicitada, pueden enfrentarse a multas millonarias.
¿Son las redes una amenaza para los jóvenes?
Las redes sociales se han convertido en un arma de doble filo en la vida de los jóvenes. Por un lado, son una fuente inigualable de conexión, creatividad y aprendizaje, ofreciendo una plataforma para la expresión individual y la conciencia colectiva. Los jóvenes pueden encontrar comunidades que resuenen con sus intereses y valores, lo que antes era impensable para generaciones anteriores limitadas por la geografía. Sin embargo, estas mismas plataformas presentan riesgos significativos. La presión por mantener una presencia en línea idealizada puede llevar a problemas de autoestima y bienestar mental. La constante comparación con la vida de otros puede generar ansiedad y una sensación de insuficiencia, y la omnipresente naturaleza de las redes significa que estos problemas pueden perseguir a los jóvenes las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Además, la amenaza de las redes sociales no se detiene en el ámbito psicológico, también se extiende a la seguridad y privacidad. La sobreexposición en línea puede hacer que los jóvenes sean vulnerables a ciberdelitos como el acoso, el fraude y el robo de identidad. La influencia de las redes en la formación de identidad y opinión también puede ser manipulada, llevando a los jóvenes a ser objetivos de desinformación y radicalización. A pesar de los esfuerzos para crear entornos en línea más seguros, la regulación sigue luchando por mantenerse al día con la velocidad del cambio tecnológico. Debemos aplaudir el esfuerzo de órganos como la UE para tomar acciones y proteger a los ciudadanos europeos. Es lógico que los que deben rendir cuentas son los desarrolladores de estas plataformas que están obteniendo millones de euros.