Mediante una inversión millonaria y la creación de un algoritmo, el empresario estadounidense pretende hacer todo lo posible para frenar el envejecimiento e incluso revertir la edad. Por el momento, mediante análisis rutinarios asegura tener una edad física de 31 años, pese a que oficialmente tiene 45.
Origen de Blueprint
Por medio de un enorme esfuerzo económico y personal, Bryan Johnson quiere demostrar que el envejecimiento no es inevitable. El proyecto comenzó hace dos años gracias a que en 2013 Johnson ganó una fortuna al vender su compañía de software Braintree Venmo para procesar pagos en Ebay por 800 millones de dólares. Pese a su éxito empresarial y criando a tres hijos, asegura que no lograba evitar caer en hábitos alimenticios y de sueño autodestructivos, como él los denomina. Por esta razón se propuso dar un giro a su salud y hacer todo lo que estuviese a su alcance para mejorar su cuerpo. Asegura que la decisión ha cambiado su vida para siempre, adoptando una nueva mentalidad y estilo de vida que le hace sentirse mucho mejor. Pero Johnson quiere compartir su método ya que piensa que cuidando el cuerpo podemos lograr afrontar los retos del planeta de la mejor manera posible.
Blueprint se sustenta en una filosofía que se denomina Zeroismo. Argumenta que el conocimiento sobre la salud y la alimentación se basaba hasta ahora en tradición y constructos ideológicos. La idea es que la mente no debería tomar las decisiones sobre la salud del cuerpo, sino que cada órgano pueda comunicar lo que necesita en particular. Por ello, pretende innovar aplicando ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas para encontrar la clave. Inicialmente, el proyecto comenzó monitorizando todos los aspectos del funcionamiento de los 78 órganos de Johnson, mediante muestras y análisis de todas las sustancias de su cuerpo. También se realizó resonancias magnéticas, ecografías, pruebas de ADN y de rendimiento físico. Con esta gran base de datos, comenzó a comparar los resultados de personas sanas más jóvenes y junto con un equipo de más de 30 médicos, encontrar qué podía hacer para mejorar los resultados.
El protocolo anti-edad de Blueprint
A raíz del trabajo de investigación que realizó el equipo de médicos, Johnson comenzó a implementar en su rutina todos los aspectos que habían identificado para mejorar su salud. No se limita solo a cuidar su alimentación, ejercicio y sueño, también se somete a numerosos tratamientos y suplementos. Johnson se levanta antes de las 5 de la mañana, y desde el primer momento mide su peso, grasa corporal y nivel de hidratación en una puntera báscula, junto con su temperatura corporal y estimulación del cabello. Sus esfuerzos se centran en medir y cuidar la salud de su corazón, cerebro, pulmones, gastrointestinal, capilar, dermatológica, ocular, oral, auditiva… Para cada una de estas secciones dedica tiempo de su día a día para realizar mediciones de sus órganos y realizar acciones que puedan contribuir a mejorar su rendimiento. Por ejemplo, exfoliaciones con ácido para cuidar la piel, inyecciones, tratamientos láser para el pelo, y un extenso programa de ejercicios.
Cada mes sube a su página un detallado informe del rendimiento de su cuerpo en incontables criterios y las acciones que ha realizado. La intención también es incorporar gradualmente cualquier descubrimiento o avance identificado recientemente. Por ello, la dieta y su rutina sufre ligeras modificaciones para adaptarse a las opiniones de los expertos. En cualquier caso, el nivel de exigencia y sacrificio que requiere someterse a todas estas pruebas de forma rutinaria es abrumador. Mediante la máxima transparencia y difusión, el millonario espera lograr que cada vez más personas conozcan y prueben su método. Él enfatiza que pese a lo disparatado y excéntrico que parece a simple vista, Blueprint funciona y puede lograr un impacto muy positivo en la salud mental. En su caso afirma tener un mejor estado de ánimo, canalizando el esfuerzo y las horas que antes dedicaba a su empresa hacia algo que considera verdaderamente importante.
Los resultados de Blueprint y su futuro
Tras 18 meses siguiendo a rajatabla la rutina diseñada por los médicos, los resultados están detallados en su web, y apuntan a que ciertamente está en una gran forma física. Asegura que está envejeciendo a un ritmo menor que la media de personas a la edad de 10 años y que el 88% de los jóvenes de 18 años. También ofrece un desglose de exactamente todo lo que toma y sus precios para que “cualquiera” pueda probar el método de Blueprint. Sin embargo, los costes desde luego son prohibitivos (se gastó cerca de dos millones de dólares en el último año), por no hablar de que la rutina requiere estar dedicado a su cumplimiento casi en la totalidad del tiempo. Destacan las recetas para platos en torno a tres comidas diarias, con pocas variaciones y con alto contenido de aceite de oliva virgen extra de la mejor calidad. Quizás lo más descabellado son las 54 pastillas que tiene que ingerir cada día para cumplir con los suplementos alimenticios y tratamientos.
Lo cierto es que solo el tiempo demostrará la eficacia de Blueprint. Sin embargo, las ideas que promueve Johnson apuntan hacia una tendencia que se desarrollará en las próximas décadas. Según sus propias palabras, estamos en un punto crítico de la historia en el que por primera vez será posible tener un control real sobre la duración de nuestra vida y extenderla hasta los 120 o 150 años. Para el año 2050, hay pensadores y expertos como Yuval Noah Harari que promueven la posibilidad de que aparezca una élite amortal. Esto no significa que estemos todavía ante seres inmortales, si no que será posible extender la vida mucho más allá de lo que pensábamos, y manteniendo una elevada salud y calidad de vida. Johnson quiere acelerar esto y ser el pionero, impulsando la ciencia en esta dirección.
Pero estos escenarios dignos de ciencia ficción, como en el caso de Blueprint, parecen estar solo reservados para las grandes fortunas. O por lo menos en Silicon Valley será el primer lugar en el que veremos este fenómeno, que todavía a muchos no acaba de convencer. Porque como diría Freddie Mercury, “Who wants to live forever?”.