Las grandes discográficas mundiales han presentado varias demandas contra las plataformas de generación de música con IA Suno y Udio, alegando una violación de los derechos de autor a gran escala.
Las demandas alegan que las dos plataformas se apropiaron de miles de canciones sin permiso para entrenar sus servicios de generación de música.
La demanda ha sido llevada a cabo por la Asociación de la Industria de Grabación de América (RIAA) en nombre de grandes empresas como como Sony Music Entertainment, Capitol Records, Universal Music Group y Warner Music.
Estas empresas exigen daños y perjuicios por las presuntas infracciones masivas y buscan medidas cautelares que impidan a Suno y Udio usar grabaciones de sonido con derechos de autor en sus modelos de generación de música.
Las grandes discográficas mueven ficha contra Suno y Udio
Udio fue fundada por ex investigadores de Google DeepMind y se lanzó en abril de este año, habiendo conseguido el respaldo de Andreessen Horowitz y los músicos Will.i.am y Tay Keith.
Ya ha tenido un recorrido en la industria musical importante.
La plataforma se utilizó para crear “BBL Drizzy”, la canción de disenso dirigida a Drake en respuesta a la propia pista generada por IA del rapero, “Taylor Made Freestyle”.
Suno, por su parte, es una plataforma parecida que se lanzó en diciembre de 2023 y de la que ya hablamos en su momento en Marketing4all debido al ruido que provocó en redes. La startup tiene una asociación con Microsoft que permite a los usuarios de Copilot crear canciones a partir de indicaciones de texto.
Ni Udio ni Suno han revelado los datos de entrenamiento. Este es el problema
Estas empresas son ahora objeto de reclamaciones legales que alegan que utilizaron “grandes cantidades” de datos musicales para entrenar los modelos de IA generativa que impulsan sus plataformas.
Las discográficas sostienen que las plataformas de Udio y Suno generan ilícitamente copias de música de intérpretes icónicos como los Jackson 5, Jerry Lee Lewis y The Temptations, entre una serie de otros artistas que utilizaron sus canciones como datos de entrenamiento.
Aseguran que el contenido generado por máquinas podría “saturar el mercado” compitiendo directamente con la música creada por humanos y “abaratar y finalmente ahogar las grabaciones de sonido genuinas en las que se basaron.”