Se cumplen 12 años sin el cofundador de Apple, y todavía tenemos mucho que aprender de su figura y su persona. La propia compañía ha hecho todo lo posible por seguir el rumbo que habría dejado, pero su ausencia ha pasado factura. Según los nuevos dispositivos plantean muchas preguntas sobre la innovación en la empresa de California, recordamos al genio que hizo lo imposible. Resulta que todavía nos puede dar grandes consejos.
Una tecnología más humana
Todos conocemos la obra de Steve Jobs de una forma u otra. Incluso la estamos usando para escribir o leer este artículo ahora mismo. Su interfaz, diseño y sencillez la tenemos naturalizada. Puede que los más jóvenes ni siquiera puedan imaginar una era anterior. Sin duda ha marcado un antes y un después, y puede que sea de las tecnologías que tengan un mayor impacto en la trayectoria de la humanidad. Con el mercado y la sociedad tan cambiante, pocas cosas perduran, pero no es una apuesta descabellada que Apple vaya a seguir con nosotros durante mucho tiempo. Lo fascinante es que exista una persona casi tan influyente como la compañía que fundó, que difícilmente va a pasar al olvido. O al menos no debemos permitir que lo haga.
Jobs transformó la industria de los ordenadores, los teléfonos móviles, la música y la animación. También se podría argumentar que cambió para siempre la publicidad, el marketing, la tipografía, el diseño y la comunicación. Se dice pronto. Pero además de todo esto, su mayor triunfo fue lograr que la relación entre las personas y las máquinas evolucionase. Hizo que la tecnología se adaptase a las necesidades de los humanos, y no al revés. Que los sistemas y las herramientas entendieran la forma en que trabajan y piensan las personas. En lugar de hacer que los usuarios tuviesen que volver a aprender y formarse. Solo él fue capaz de ver que allí estaba el futuro. Y esto será algo que debemos agradecerle durante mucho tiempo, pero que no debemos perder. Ahora más que nunca. Porque, igual que en su momento, hay muchas personas que no piensan igual.
“Hay que empezar por la experiencia del consumidor y luego ir hacia atrás hasta la tecnología. No puedes empezar con la tecnología y tratar de averiguar dónde vas a intentar venderla.”
No olvidemos que la visión de Jobs sobre la tecnología también implicaba rechazar muchos de los pilares de la industria, como el código, la programación y los complejos comandos que hacen que los dispositivos funcionen. Gracias a él, la gran mayoría podemos obviar estos conceptos y usar un ordenador o un teléfono inteligente sin tener que preocuparnos por esto. Y de la misma forma, la gran innovación que sucedió con Jobs fue gracias a que no escuchaba a los desarrolladores para crear nuevos productos, sino a las necesidades de los consumidores. De lo contrario, uno siempre está limitado a lo que es capaz de hacer la ciencia. Y sería descabellado pensar que alguien como él no tuviese la más alta estima por la tecnología. Pero resulta que también tenía una profunda pasión por la cultura, el arte y la filosofía. Gracias al humanismo que demostró Jobs con su manera de entender el progreso, tenemos un mundo distinto. Yo quiero pensar que mejor. Pero precisamente esa forma de pensar corre el riesgo de perderse según la tecnología avanza a un ritmo imparable, y cada vez más se antepone a todo lo demás.
“Stay hungry. Stay foolish.”
Como suele pasar, la historia se repite. Con la irrupción de la inteligencia artificial se abre un nuevo mundo de posibilidades gracias a la tecnología. Pero depende de nosotros, las personas y los consumidores, decidir cómo queremos que cambie nuestra vida. Quizás más que nunca, las máquinas amenazan nuestra forma de crear y de entender el mundo. La IA supone un cambio de paradigma para la creatividad y la innovación, pudiendo relegarnos como especie. Pero ante el aciago futuro que se plantea, debemos recuperar la forma de pensar de Jobs. Como nos demostró a lo largo de su carrera y de su vida, no hay que ser conformistas. Sería un error permitir y aceptar que la tecnología nos sustituya. Por ello es más necesaria que nunca una visión por parte de las empresas que tenga a los humanos en el centro. Y que no permita que las máquinas nos vuelvan irrelevantes.
Pero esto no es incompatible con apoyar el progreso y los avances tecnológicos. Eso nunca es lo que habría querido Jobs. Al contrario, el camino está en apoyar la innovación que tenga en cuenta nuestras necesidades y que se adapte a las personas. Y también ahora va a ser posible hacer esto mejor que nunca. Apple mismamente debe replantearse su futuro volviendo a lo que predicaba su fundador. Parte de su sequía en cuanto a creatividad e innovación se puede explicar por una anteposición de la tecnología a las necesidades de sus consumidores. A pesar de que sea decepcionante reconocerlo como usuario de la compañía, Apple se ha acomodado en su posición como líder del mercado. Ha perdido parte de su hambre y sus ganas de cambiar el mundo. Ya no se arriesga ni apuesta como lo hizo en el pasado. Ha olvidado pensar diferente.
La esperanza reside en que siempre podemos volver a las palabras de Jobs para obtener inspiración y consejo. Y como sucede con los grandes líderes y pensadores de la historia, su forma de pensar y sus palabras tienen relevancia y sentido para la posteridad. Todavía podemos aprender mucho de Steve Jobs, y ojalá todavía pueda seguir transformando la industria, la educación y la sociedad.