¿Te imaginas ser capaz de elegir el casting de la película que vas a ver? ¿Decidir qué historia van a contar tus personajes favoritos? ¿Aparecer tú mismo como el protagonista? o incluso ¿cambiarle el final a la película que siempre te depcionaba?. Con la irrupción de la IA y los últimos avances en deep fakes, todo esto va a ser posible muy pronto.
¿Qué es la autoficción?
Antes de la llegada de las IAs generativas, la autoficción era un género literario que cultivaban algunos escritores como Serge Doubrovsky, el creador de este término. El autor era capaz de generar escenarios ficticios partiendo de su propia experiencia. De esta manera el resultado obtenía una serie de detalles propios de una narración biográfica pero incorporando los lejanos límites de la imaginación. Hasta cierto punto, se puede argumentar que todo buen escritor hace esto en mayor o menor medida en su proceso de creación. En cualquier caso, antes solamente era posible para un creador el vivir la experiencia de encontrarse a sí mismo dentro de una historia fantástica. Mientras tanto, los grandes directores y escritores, buscaban la manera de captar la idiosincrasia de sus personajes de tal forma que un amplio público pudiese sentirse identificado con sus personajes. De esta manera lograban que los espectadores vibrasen de emoción y se preocupasen por lo que les sucedía en la trama.
Hoy, todo esto puede quedar atrás. Por primera vez, con un alto nivel de credibilidad, se van a poder crear deep fakes para que puedas ver las grandes producciones de Hollywood y conectar con los personajes de la manera más directa posible. Imagínate ser capaz de verte con tu rostro huyendo del templo maldito, llevando el anillo a Mordor o derrotando a Voldemort. Con la generación de voz por IA podrías incluso escucharte despidiéndote de Rose sobre la puerta flotante, maldiciendo a Obi-Wan o realizando una oferta difícil de rechazar. Todo esto es posible gracias al progreso vertiginoso de esta tecnología, que reconoce con un alto nivel de detalle los rostros y es capaz de imprimir en ellos una realista animación e incluso gran expresividad para plasmar emociones. Pero las posibilidades no se limitan a eso.
La IA dentro de la creación artística
Frecuentemente, la IA se contempla como una grave amenaza para el mundo del arte y la producción audiovisual. Es cierto que la creación de IA puede suponer un duro golpe para los profesionales de este sector, ya que algunos servicios los puede realizar un software por un coste prácticamente nulo. No hablamos todavía de ningún programa de este tipo que sea gratuito, pero comparado con el precio de una producción audiovisual tradicional, el coste es mucho menor. De manera estimada, la IA puede generar videos de unos 2-3 minutos por unos 20 euros. Por lo tanto, lo que vamos a ver en un futuro más inmediato es la aplicación de IA generativa por ejemplo para anuncios, trailers o videoclips. El lado positivo es que estamos ante la democratización de la producción audiovisual, a la misma escala que hemos vivido la revolución de la producción musical desde casa.
Pronto será una realidad que los cortos creados con IA puedan competir directamente con producciones que cuestan millones de dólares (por ejemplo de Pixar). Veremos también una revolución en los efectos especiales, y cada vez más producciones con un coste minúsculo que podrán optar a toda la fama de las superproducciones. En este sentido, la IA puede ser un incentivo para que pequeños creadores se atrevan a dar el paso y triunfar con sus ideas. Porque muy pronto la creatividad será el límite del cine, y la originalidad de las historias lo que defina su éxito, o por lo menos más que ahora. La IA va a revolucionar por tanto la edición de video, para crear versiones animadas o grabadas en infinidad de estilos, pero también la propia creación desde cero. Y ahí los límites llegan a dónde nuestra imaginación. Combinado con otras IAs generativas para crear un guión, también adaptable a nuestros gustos y preferencias, no sabemos hasta dónde podrá lograrse la personalización.
Una idea a tener en cuenta es que todavía estamos en una fase primigenia de lo que está por venir. En tan solo unos años hemos visto un progreso impresionante, por lo que en unas décadas puede que sea cómico recordar el punto en el que nos encontramos ahora. Esos errores de la IA donde se equivocan del número de dedos serán un melancólico recuerdo. Cómo los efectos especiales analógicos lo son ahora.