Según esta tecnología poco a poco se está convirtiendo en la nueva norma, los expertos se debaten entre los efectos que puede tener la IA sobre la salud mental. Los más optimistas defienden que puede ayudar a detectar muy pronto cualquier problema, mientras otros piensan que va a causar más daño del que pueda solventar. ¿Tú en qué bando estás?
Una mejor atención gracias a la IA
Los psicólogos ya están trabajando junto con los desarrolladores de la IA para crear un sistema capaz de analizar los datos de un paciente y llevar a cabo un diagnóstico competente. Como hemos visto con Med-PaLm 2 de Google, toda la medicina podría beneficiarse en gran medida de estos avances. Los programas buscan ser capaces de realizar el mismo razonamiento y toma de decisiones que un profesional del sector. Aquellos que defienden esta tecnología, argumentan que la IA puede basarse en el conocimiento y experiencia de todos los humanos, además de eliminar los sesgos que pueda tener cada especialista por su personalidad. Otros usos más complejos de la IA consisten en utilizar los modelos de lenguaje para detectar patrones entre los usuarios. Por ejemplo, un estudio de 2020 evaluó los riesgos de suicido de distintas personas en base a su comportamiento y contenido compartido en Twitter. En el futuro esto se podría extrapolar al análisis del discurso o incluso de los biomarcadores con implantes biométricos.
Una parte central en mejorar la atención de la salud mental, es superar el desconocimiento y la difícil detección de una patología que muchas veces el propio paciente desconoce. Esto es lo que Edgar Jorba y Carlos Mourin buscaban solventar cuando crearon Alimentia en 2019. La startup busca ofrecer mediante la inteligencia artificial el diagnóstico precoz y el tratamiento personalizado de las enfermedades mentales. La plataforma identifica personas que sufren algún problema de salud mental y se encuentren en una posible situación de riesgo, con el fin de hacer un seguimiento efectivo. Se está implementando ya en centros educativos, empresas y la atención primaria de España, Argentina, México y Chile. Los resultados prometedores apuntan a que la startup va a experimentar un gran crecimiento y expandirse a mucho más países. Pero este es solo un ejemplo entre las muchas empresas y organizaciones que están apostando por integrar la IA en la psicología. Otros ejemplos incluyen la creación de robots de compañía como EBO X, y chatbots integrados para poder hablar sobre los temas de salud mental de una forma distinta.
La causa de nuevos problemas
Muchos temen por el impacto que pueda tener la IA en la salud mental de diversas maneras. Por un lado, en el momento que la atención sanitaria, y de muchos otros sectores, se vuelve completamente automatizada, la ausencia del trato humano puede tener efectos adversos. Todos los estudios indican que el ser humano requiere de cierto contacto e interacción con los demás en su día a día, además de muestras de afecto y validación para poder desarrollarse. Al fin y al cabo, el ser humano es social por naturaleza como decía Aristoteles. De esta forma, sustituir la atención al cliente por chatbots va a lograr que muchas personas se sientan aún más solas y aisladas. Porque como ha reiterado la OMS, la soledad es un reto de nuestra generación y un problema de salud pública que causa estragos sobre la población que la padece. Los efectos son tales que aumenta el riesgo de enfermar e incluso morir. Pese a lo que puedan tener las startups en mente, cuesta imaginar que la irrupción de las máquinas pueda contribuir a solventar esto.
Pero también existen los problemas que la llegada de la IA va a crear de forma directa. No es un secreto que muchos puestos de trabajo peligran con esta tecnología, que ya es capaz de hacer cosas sorprendentes pero que muy pronto será capaz de hacerlo mucho mejor que los humanos. Para el sector de la población que por diversas razones no sea capaz de adaptarse y reinventarse, la IA va a suponer una fuente de profunda infelicidad. No solo será capaz de hacer su trabajo mejor, sino que lo volverá gratuito para que cualquiera pueda hacerlo sin tener que contratar a un experto. Estamos hablando de una larga lista de puestos que se verán en un serio problema para sobrevivir. Y pese a que la riqueza creada por las máquinas pueda ayudar al progreso, mientras la distribución de los ingresos no sea más equitativa, tendemos hacia una desigualdad cada vez mayor. La cuestión es si la IA podrá solventar los propios problemas que va a crear, o necesitaremos la intervención humana para ello.