La empresa detrás de ChatGPT que está liderando la revolución de la IA podría convertirse rápidamente en una de las acciones más valiosas de Wall Street, pero este no es el camino que quieren seguir. En el corto plazo es poco probable que veamos la empresa salir a bolsa, y esto responde a la personalidad y planes de su CEO, Sam Altman. Por encima de ganar más dinero, quiere libertad para tomar decisiones extrañas…
¿Quién es Sam Altman?
Sin duda uno de los nombres que más resuenan ahora sobre la actualidad tecnológica. Mismamente le pudimos ver al frente de la conferencia de desarrolladores de Open AI compartiendo las novedades de lo que está por llegar a la compañía. Al puro estilo Steve Jobs, se ha convertido en la cara de la empresa y por extensión de la propia inteligencia artificial. Con tan solo 38 años, es uno de los fundadores de Open AI (junto con Elon Musk), pero también ha liderado otros proyectos como el distópico Worldcoin. Pese a ser uno de los responsables de que la IA la tengamos todos a nuestro alrededor de forma tan rápida, también es uno de los principales impulsores de su regulación. De hecho, el mismo se compara con Oppenheimer (con el que comparte cumpleaños) debido a la dimensión del proyecto que tiene entre manos. Parte de su visión apocalíptica sobre el futuro incierto con la IA, es lo que le ha llevado a recorrer muchos países Europeos entrevistandose con los jefes de estado. Entre otras cosas, asegura que no quiere ganar dinero, puesto que ya tiene mucho más de lo que necesita. Pero lo que sí anhela es poder. Esto explica en parte por qué no tiene intención de volver Open AI pública.
¿Por qué no vender acciones de Open AI?
Al mantener la empresa privada, Sam Altman tiene un mayor control sobre las decisiones que se llevan a cabo, sin tener que pensar en los inversores. Hasta ahora, ha recibido reiteradas inversiones multimillonarias por parte de Microsoft. También ha comenzado a obtener beneficios mediante las cuentas de pago tanto para los usuarios con Chat GPT Plus como para las empresas con Chat GPT Enterprise. Podemos asumir por lo tanto, que la empresa no tiene problemas de solvencia, y en el caso de necesitar una inversión, prefiere recurrir a otras fuentes de financiación que no sean la venta de acciones en la bolsa de valores. Pero la decisión no solo se debe a factores económicos. En el largo plazo, Sam Altman no tiene reparo en asegurar que va a tomar decisiones que los accionistas considerarían impensables. Porque los planes para Open AI son crear una superinteligencia con IA, algo que por el momento solo está en una fase inicial. Y no podemos obviar que su CEO no tiene ningún interés en ceder el control de la compañía. Sin tener inversores ante los que responder, puede hacer prácticamente lo que quiera. Y esto es lo que quiere.