Aunque no acapara la misma atención que la ambición de Musk por llegar a Marte, desde luego Jeff Bezos también tiene una gran pasión por viajar al espacio. Con el proyecto Blue Origin, el multimillonario detrás de Amazon busca encontrar también la forma de llevar a los humanos a vivir y trabajar fuera de la órbita terrestre. ¿Será la obsesión por el espacio un rasgo intrínseco en los hombres más ricos del mundo?
¿Qué es Blue Origin?
Se trata de la agencia espacial privada fundada por Bezos en el año 2000. No podemos evitar encontrar muchos paralelismos con Musk y SpaceX. El multimillonario detrás de Amazon, también ha estado trabajando e invirtiendo parte de sus beneficios en perfeccionar una serie de cohetes. El objetivo es encontrar la forma de reutilizar las naves espaciales para poder reducir enormemente los costes de viajar al espacio, igual que sucede con los vuelos comerciales. La visión de Blue Origin en el largo plazo es permitir un futuro donde millones de personas vivan y trabajen en el espacio. Para lograr esto, la empresa está trabajando en una variedad de tecnologías de cohetes y vehículos espaciales. Uno de sus desarrollos más conocidos es el cohete reutilizable New Shepard, diseñado para el turismo espacial suborbital. New Shepard ha realizado varios vuelos de prueba exitosos, llevando cargas útiles y, más recientemente, pasajeros humanos al borde del espacio, donde pueden experimentar unos minutos de ingravidez y ver la curvatura de la Tierra. Tal y como lo plantea Bezos, claramente apasionado por el proyecto, puede ser una forma de preservar los recursos naturales de la tierra.
¿Cuál es el futuro de la nueva carrera espacial?
Hace solo unas décadas, la ambición por viajar al espacio parecía apagada y anacrónica. Sin embargo, con la llegada de multinacionales que son capaces de manejar presupuestos mayores que el de muchos estados, parece que ha comenzado una nueva carrera espacial. En esta ocasión, los protagonistas ya no son los gobiernos, sino los directivos de las grandes empresas privadas. Y lo cierto es que con el avance de la tecnología, el espacio no deja de ser un gran mercado muy atractivo para todo tipo de proyectos. Desde la colonización a gran escala de Marte como vislumbra Musk, a los coworkings espaciales de Bezos. Parece que los primeros en financiar estas excursiones galácticas serán los más adinerados, dispuestos a pagar una fortuna por ser de los pocos en la historia de la humanidad que ha trascendido nuestra atmósfera. Desde luego, muy diferente al estilo de las agencias espaciales como la NASA que han apostado por los profesionales mejor formados para realizar estas misiones.
En cualquier caso, el interés por el espacio de estos dos magnates no es casualidad. Al fin y al cabo, también responde a su ego que busca hacer historia y catapultar a la humanidad hacia un futuro multiplanetario. Es innegable en la comunicación de Space X y Blue Origin una epicidad calculada para imbuir ese entusiasmo por el progreso. Sin ir más lejos, el slogan de Blue Origin es “For the Benefit of Earth”. Según describen en su web, ha sido fundada para aliviar los problemas a los que se enfrenta la humanidad, por ejemplo trasladando las industrias más nocivas al espacio. No podemos evitar sentir ciertos paralelismos también en la explotación turística del espacio con el submarino Ocean Gate. Desde luego, el espacio está recuperando su atractivo como destino vacacional, pero esto también puede suponer grandes problemas en el futuro próximo. Desde luego, la contaminación de los cohetes supera con creces la de un jet privado. Si se realizan estos avances con verdadero énfasis en promover el progreso de toda la humanidad, es muy diferente a que solo esté al alcance del 1% de los más ricos. En cualquier caso, con un branding y comunicación pulidos al detalle, la nueva carrera espacial va a librarse entre compañías privadas en el mercado. Queda muy lejos aquel duelo entre la URSS y EEUU durante la guerra fría… parece que ganó el capitalismo.