Llevamos un tiempo tratando de descifrar cómo será el mercado laboral del futuro, ya que esto tiene un impacto directo en cómo debe ser la educación. Dada la irrupción de la IA, las universidades también deberán adaptarse a los cambios que presenta el futuro para ofrecer una formación útil y duradera. Su supervivencia depende de ello.
El antes y después de la IA
Aprender en la época en que las máquinas aprenden más rápido que tú presenta una curiosa paradoja. Tratar de superar a las máquinas en algunas cuestiones es absurdo e inútil. Es una verdad dura de aceptar, pero la educación debe asumirla cuanto antes. Y el primer punto en el que no podemos competir ya es la obtención de información. Hace tiempo, desde la llegada de internet, que podemos tener a nuestro alcance prácticamente toda la información existente. Pero con la llegada de los chatbots, la podemos tener a nuestro alcance de nuevas formas. De cualquier forma en realidad, gracias a unos modelos de lenguaje que pueden adaptarse a los humanos en tono, estilo y expresiones. Entonces lo que deben enseñar las universidades es a utilizar las herramientas a nuestro alcance. Está claro que la IA puede automatizar muchas funciones, pero también tiene el poder de aumentar la productividad en gran variedad de puestos y sectores. No se puede negar que aprender a usar la IA será obligatorio.
El tema es que estamos viviendo solo el principio de un cambio sin precedentes sobre el mercado laboral. De acuerdo al estudio de IBM, un 40% de los trabajadores tendrá que adquirir habilidades nuevas debido a la IA. Habrá un antes y un después, sobre todo para los que no podrán adquirir las habilidades nuevas necesarias. Los sistemas educativos deben tener en cuenta el cambio sin precedentes que se avecina para ofrecer una formación coherente. Es ilógico que haya personas entrando hoy en la universidad a cursar programas que de poco les van a servir. Para que sea verdaderamente relevante lo que se enseña, los programas deben evolucionar y adaptarse al cambio constante que caracteriza el presente. Igual que la legislación. Resulta por desgracia utópico imaginar que se pueda transformar a tiempo el funcionamiento de las instituciones educativas, pero es de vital importancia. De lo contrario, serán cada vez más un mero trámite que no aporte valor, más allá del título que ofrecen.
Adaptar la enseñanza al mercado laboral
Un factor determinante es que las nuevas herramientas como Chat GPT permitirán a los trabajadores hacer muchas más cosas con menos conocimientos. Ahora tendrán mucha más importancia las habilidades centradas en el trato humano, como el team management, trabajar en distintos ambientes de trabajo, comunicar de forma efectiva y la predisposición a la adaptación ante los cambios. Estas nuevas prioridades se deben traducir directamente en los modelos educativos. Lo que resulta verdaderamente valioso de las universidades es que son la oportunidad de vivir experiencias muy enriquecedoras y desarrollarse junto a personas de todo el mundo. Es muy positivo que sea un lugar donde poder salir de la zona de confort, exprimir la creatividad y perfeccionar las habilidades de comunicación. Por esto, lo lógico será que las universidades del futuro sean un caldo de cultivo para el pensamiento crítico, el debate y la puesta en práctica de la retórica. Curiosamente, similar a las universidades originales de la antigüedad. Hay que perder el miedo a pensar que la universidad del futuro deba ser radicalmente diferente de lo que son actualmente. Porque el futuro también lo será.