Desde luego, la cifra habla por sí misma. En las últimas décadas, la televisión tradicional ha dejado de cautivar a los jóvenes. De hecho, la televisión sobrevive gracias a la franja de público por encima de los 60 años. En los últimos años, la edad media de los telespectadores ha pasado de los 48 a los 58. ¿A qué se debe? ¿Hacia dónde se dirige el medio?
La televisión: un medio en decadencia
Pese a las cifras publicadas en España recientemente, resulta que es un fenómeno global. De hecho, precisamente los contenidos orientados para Boomers (nacidos entre 1946 y 1965) son los que triunfan. Por ello, se puede argumentar que son esta generación los que sustentan la televisión tradicional. ¿Pero a qué se debe esto? Hay muchos factores. Ya hemos hablado en varias ocasiones de que la televisión no es capaz de captar la atención de las nuevas generaciones. Al fin y al cabo, tiene que competir directamente con muchos otros estímulos como internet y las redes sociales. Por no hablar de la televisión a la carta, con Netflix, HBO, Disney+ y demás. Pero también influye su propio formato. Los programas que duran horas y que son interrumpidos por numerosas pausas publicitarias (muchas veces de más de 5 minutos) hace que los jóvenes pierdan rápidamente el interés. Para ellos los anuncios de 30 segundos en YouTube ya les resultan interminables. Sin embargo, esto es algo que para el público más mayor no es un problema, ya que siempre ha sido así.
La televisión ha sido el medio estrella durante décadas, en torno al que creció la generación Boomer. No solo eso, sino que su horario y costumbres solían girar en torno a la programación televisiva. Curiosamente, esto también es cierto para la generación X (nacidos entre 1965 y 1980) pero ellos cada vez más se han adaptado a los nuevos formatos como las plataformas de streaming. No tienen una gran barrera tecnológica para poder manejar estas nuevas plataformas y disfrutar del contenido ilimitado y sin anuncios. Solo aquellos mayores de 65 son los que siguen consumiendo principalmente la televisión, siendo de hecho los que más minutos consumen al día por diferencia. Viendo que cada año la media de espectadores es mayor, se puede argumentar que el medio televisivo desaparecerá un día. Al fin y al cabo, según envejece su público y no son capaces de captar nuevos espectadores, es solo cuestión de tiempo que dejen de ser rentables los programas y la publicidad allí (no precisamente baratos).
¿Hay esperanza para las cadenas tradicionales?
Un factor a tener en cuenta es que Kantar Media, los expertos en España dedicados a medir las cifras de audiencia, no pueden medir el número de espectadores que siguen los programas de televisión desde el ordenador o el móvil. Muchos también siguen los programas de moda en diferido, pudiendo así saltar las pausas publicitarias. Si se analizan los datos por cadenas, vemos un salto de edad media en casi todas. La 1 ha pasado de 55 años de media en 2013 a 61 esta temporada. Antena 3 ha pasado de la media más joven en 2013 con 50 años a la más mayor ahora con 62. Este mismo fenómeno se puede ver en casi todas las cadenas y programas. Es cierto que el envejecimiento de la población también tiene algo que ver, pero las cifras de audiencia principalmente se deben a que los jóvenes no consumen la televisión tradicional. Muchos ni siquiera tienen un televisor. Por esta razón, la tendencia apunta hacia que las cadenas televisivas van a apostar cada vez más por contenidos interactivos y online. Otro factor nada desdeñable, es que los deportes en directo, como el fútbol, la Fórmula 1 o el tenis, ya no se emiten en abierto. Los millones de espectadores que mueven estos acontecimientos ya no los siguen a través de la televisión clásica.
¿Qué pueden hacer las cadenas tradicionales? Como sucede en EEUU, lo que están haciendo la mayoría de cadenas es adaptar su contenido a un público más mayor. Por ejemplo, están volviendo a retransmitir series que triunfaban hace décadas como Ley y orden, o renovando programas antiguos como El precio justo. Esto lo estamos viendo también en España hasta cierto punto, por ejemplo con el programa del Grand Prix volviendo a estar en emisión. Pero se puede argumentar que esto son remedios temporales. En el largo plazo, las cadenas van a tener que adaptarse al nuevo público, y esto quizás conlleve hacer cambios importantes en el funcionamiento de la televisión tradicional. Desde luego, en el mundo moderno dejan de tener sentido las pausas publicitarias de 8 minutos. Sino, también es posible que veamos a las cadenas pasarse a los medios digitales. Muchas ya lo están haciendo con apps propias y un catálogo online.