Hasta ahora, el famoso test de Turing era una prueba sólida de la capacidad de un ordenador para imitar la inteligencia humana. Consiste en una conversación a ciegas mediante texto con una máquina y un humano. Si para el evaluador es imposible discernir cuál es cuál, la máquina habrá triunfado. Según los modelos de lenguaje y la IA son cada vez más diestros, se plantea la necesidad de un test más complejo para medir la inteligencia de las máquinas.
Quién fue Alan Turing
El matemático Británico, es en muchos sentidos considerado el padre de la computación moderna y por lo tanto uno de los precursores del ordenador tal y como lo conocemos. Sus esfuerzos durante la segunda guerra mundial para resolver el sistema de codificación que utilizaban los Nazis, mediante la máquina Enigma, son quizás los más famosos al lograr reducir la duración del conflicto. Su trágica muerte en 1954 al ser procesado por homosexualidad puso un temprano fin a una mente brillante que propició el progreso tecnológico que tenemos hoy en numerosos campos. La máquina de Turing es una de las primeras pruebas del uso de algoritmos complejos que hoy abundan en la informática moderna.
En lo referente a la inteligencia artificial, el test que ideó Turing ha sido hasta la actualidad la principal herramienta para evaluar la inteligencia de las máquinas. Su capacidad de utilizar el lenguaje humano y desenvolverse ante preguntas complejas era un buen baremo para medir sus facultades frente a las de un humano. Los principales sistemas y desarrolladores de herramientas de IA han competido durante más de 30 años por superar este test de la manera más clara posible. Sin embargo, por primera vez en la historia, puede que las máquinas estén ya capacitadas para superarlo. Chat GPT, Bard y el chatbot de Bing demuestran resultados sorprendentes a la hora de generar texto y responder a preguntas. Parece que el punto de inflexión ya está a la vista.
La importancia de un nuevo test
Recientemente, AI21 realizó una encuesta online para comprobar si los usuarios eran capaces de detectar si estaban conversando con una máquina o con un humano. Solamente tenían dos minutos para tomar la decisión final. Los resultados indicaron que un 60% de las personas fue capaz de detectar que estaba hablando con un chatbot. Pese a ser la mayoría, estamos hablando de un 40% de casos en los que el chatbot superó el test de Turing. Estos resultados son sorprendentes y nos indican dónde nos encontramos ya en lo referente al progreso de la inteligencia artificial. Suleyman, uno de los fundadores de DeepMind la empresa dedicada a investigar y crear IA por Google, asegura que este test ya no es indicativo de la capacidad de los modelos de lenguaje. Se abren nuevos requisitos de inteligencia como detectar si el sistema es capaz de aprender rápidamente, planificar conceptos abstractos o adaptarse a situaciones nuevas.
En su próximo libro y en las numerosas conferencias que realiza Suleyman, defiende la necesidad de un nuevo test. Pero no solo eso, profetiza sobre el futuro de la IA y utiliza un tono crítico con el descontrol que va a ocasionar su irrupción en el mundo y todos los aspectos de la actualidad. Identifica un problema en la concepción del progreso de la IA al ambicionar superar las capacidades humanas. Lo que se está buscando actualmente es lograr AGI (artificial general intelligence) o que las máquinas sean capaces de superar a los humanos en habilidades cognitivas mediante algoritmos. Suleyman dice que en su lugar el objetivo debería ser desarrollar ACI (artificial capable intelligence) o que las máquinas puedan realizar tareas complejas con la mínima intervención humana.
El experimento que propone para sustituir al test de Turing y demostrar la valía de las máquinas consiste en entregar 100.000 dólares a una IA y ver si es capaz de convertirlo en un millón de dólares. De esta manera el énfasis deja de estar en lo que una máquina puede decir si no en lo que puede hacer. Para lograrlo, el sistema puede investigar sobre distintos e-commerce y su rendimiento en el mercado hasta buscar una oportunidad. Después, desarrollará un prototipo y buscará a un fabricante online, en Alibaba por ejemplo, para posteriormente venderlo en Amazon o en otras páginas similares. Según sus estimaciones, las máquinas serán capaces de superar este test en los próximos dos años. Cuando lleguemos a este punto, las implicaciones de la IA en la economía mundial serán inimaginables.